Hoy os dejo la receta de un bizcocho de calabaza delicioso, nutritivo y sano, que si os animáis a probarla, ¡estoy segura que os va a encantar!.
Cuando te gusta comer de la forma más natural posible como en mi caso, y quiero preparar algo, ojeo varias recetas y cojo de unas una cosa, de otra otra idea… Y así, al final hago mis propias recetas adaptadas a mi gusto, sustituyendo ingredientes por otros alimentos más saludables, cambiando cantidades o usando lo que tengo en casa y quiero gastar. Claro que esto no siempre sale bien a la primera, pero cuando sale… OMG.
Hay un sin fin de recetas de bizcocho de calabaza, pero es muy interesante intentar adaptar esta o cualquier receta que hagas a tu gusto. Al valorar y elegir los ingredientes que usas, la cantidad que pones de una cosa o de otra… estás haciendo elecciones, por lo que estás siendo más consciente de tu alimentación, y esto es mucho mejor que depender de una receta para cocinar al pie de la letra sin pensar si podrías hacerla más saludable, o simplemente, más adaptada a tu paladar.
Por ejemplo, cuando hago recetas “dulces” nunca uso azúcar ni edulcorantes, aunque me inspire en recetas que si los llevan. Utilizo plátanos madurísimos, dátiles medjool, canela u orejones de melocotón (de los grandes jugosos) que sirven para endulzar de forma natural este tipo de preparaciones.
LA RECETA
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200 gr. de calabaza pelada y cortada a dados (la calabaza tiene que estar en su punto)
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4 huevos camperos medianos
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120 gr. de de harina integral de espelta (puede hacerse también con copos de avena)
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3 dátiles medjool. Es importante que sean esta variedad, porque son además de grandes y tiernos, extremadamente dulces y jugosos.
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1 cucharada de canela ceylan
PREPARACIÓN:
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Triturar la calabaza con un robot de cocina. Reservar.
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Si utilizas copos de avena, triturarlos hasta obtener textura harina.
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Deshuesar los dátiles.
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Añadir todos los ingredientes en el vaso y triturarlo hasta obtener una mezcla homogénea.
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Verter en un molde de silicona e introducir en el horno previamente precalentado a 180º durante 45-50 min. Probar pinchando con un palito que sale seco.
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Dejar enfriar y desmoldar.
Como veis, más natural y sencillo no puede ser. El resultado es una textura tipo pan húmedo que seguro que admite más cositas como unas nueces, por ejemplo… así que seguiremos inventando. ¡O darme ideas! ;)
Espero que os haya gustado, ¡hasta el próximo post!